La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad del sistema nervioso central (SNC). El SNC se compone de dos partes: cerebro y médula espinal. Los estímulos nerviosos se transmiten a través de células nerviosas llamadas neuronas. Envolviendo estas neuronas del SNC hay un material compuesto por proteínas grasas llamado mielina que facilita la conducción en los impulsos eléctricos entre estas fibras nerviosas. Allí donde se destruye la mielina, aparecen las placas de tejido endurecido (esclerosis). Como consecuencia de esto, los impulsos nerviosos se interrumpen periódicamente o, en los casos más graves, de forma definitiva.
La esclerosis múltiple es una enfermedad relacionada con la pérdida de esa mielina del cerebro y de los nervios espinales. Donde se destruye la mielina, aparecen las placas de tejido endurecido (esclerosis). Ello endentece la transmisión de los estímulos nerviosos y la hace más costosa, o, en los casos más graves, se interrumpen periódicamente.

Afortunadamente la lesión de la mielina es reversible en muchas ocasiones.
Las personas con mayor riesgo de presentar EM son personas entre 20 y 45 años, siendo el cansancio un síntoma común.
La EM no es ni contagiosa, ni hereditaria, ni mortal.

Causas de la esclerosis múltiple

Actualmente, no se conoce la causa exacta de la EM, pero se cree que la destrucción de la mielina es el resultado de una respuesta anormal del sistema inmunológico hacia el propio organismo. Habitualmente, el sistema inmunológico defiende el organismo de "cuerpos" ajenos como son los virus y bacterias. En enfermedades autoinmunes; en las que el propio organismo destruye los cuerpos extraños; el organismo ataca en ocasiones sus propias células que considera extrañas. En la EM, la sustancia atacada es la mielina. Los científicos aún no saben lo que impulsa al sistema inmunológico a atacar la mielina. La mayoría coincide en que son varios los factores que están involucrados (factores genéticos y factores medioambientales).

Síntomas

Los síntomas varían mucho según la persona afectada y según las áreas del SNC que estén afectadas. Cada afectado y en cada etapa de su vida y su enfermedad afronta la enfermedad de una manera.
Los síntomas más destacados son:

- Debilidad.
- Hormigueo.
- Falta de coordinación.
- Fatiga.
- Problemas de equilibrio.
- Alteraciones visuales.
- Temblor.
- Rigidez muscular.
- Trastornos del habla.
- Problemas intestinales o urinarios.
- Ataxia (Andar inestable).
- Problemas en la función sexual.
- Sensibilidad al calor.
- Problemas de memoria y trastornos cognitivos entre otros.

Diagnóstico

Para diagnosticar esta enfermedad, se realiza primeramente por la historia clínica del paciente y la exploración neurológica. La prueba con mayor importancia es la resonancia magnética (RM) y el estudio del líquido cefalorraquídeo. El número y localización de las lesiones en la RM pueden variar con el tiempo, pero la aparición de las lesiones en la RM es difícil de diagnosticar porque, a veces, es complicado diferenciar con certeza lesiones desmielinizantes (que son las que dan certeza de la enfermedad) de otras lesiones de origen distinto.

Pronóstico

Hoy por hoy es difícil predecir la aparición de síntomas atribuibles a la EM. Existen formas benignas de EM, en las que la enfermedad ocasiona muy pocos trastornos a lo largo de la vida. Por otro lado, tras un empeoramiento o recaída suele acontecer una mejoría. Suele ser frecuente la remisión habitualmente completa de los síntomas Es importante seguir la evolución de la enfermedad mediante visitas periódicas al neurólogo que es quien mejor puede sugerirle e advertirle de los tratamientos aplicables en cada fase del cuadro sintomático o de las complicaciones, si las hay.