Higiene de las lentes de contacto
Principios básicos de la higiene de las lentes
de contacto
Para que las lentes de contacto proporcionen
una agudeza visual óptima y sean cómodas de llevar es condición
indispensable que se utilicen de la forma adecuada los productos
necesarios para su cuidado.
Acumulación de depósitos en las lentes
de contacto
Tras utilizar las lentillas durante un espacio
de tiempo relativamente corto, las sustancias que componen la película
lagrimal y algunos materiales externos, como los cosméticos o los
contaminantes del aire, forman depósitos en las lentillas. A los
pocos minutos de colocarse las lentes de contacto, puede detectarse
en ellas la presencia de proteínas de la película lagrimal. Cuando
estas proteínas se transforman y pasan a adquirir sus propiedades
fisicoquímicas (es decir, se desnaturalizan), forman unos depósitos
que se adhieren con fuerza y que, por esta razón, son difíciles
de eliminar. Nota: en el capítulo 5 de esta serie se describe con
mayor detalle la composición y las funciones de la película lagrimal.
La lentilla adsorbe principalmente proteínas
(tales como la lisozima), la mucina (sustancia mucosa) y también
lípidos (grasas y sustancias oleaginosas), aunque en menor proporción.
Esta tendencia se da con frecuencia debido a las cargas iónicas
de determinados materiales de las lentillas, y las cargas moleculares
de las proteínas, que se atraen mutuamente. Debido a su elevado
contenido en agua y a las cargas iónicas negativas de los materiales
de los lentes de contacto, las lentillas blandas, en especial las
nuevas lentillas desechables del grupo IV, tienden a formar depósitos
de proteínas con una mayor frecuencia que las lentes de contacto
rígidas o semirrígidas
Limpieza
El cuidado inapropiado de las lentes de contacto
puede causar irritaciones oculares crónicas, dado que la lentilla
roza la delicada superficie del ojo y hace presión sobre ella. Sin
una limpieza adecuada las lentillas causan pronto molestias al llevarlas
puestas. La presencia de proteínas desnaturalizadas en la lentilla
incrementa el riesgo de alergias. Asimismo, los depósitos constituyen
una barrera frente al oxígeno, puesto que reducen la permeabilidad
de la lente a este gas, lo cual provoca la aparición de irritaciones
y una disminución de la tolerancia. La falta de oxígeno puede dañar
gravemente la córnea. Los sistemas de cuidado y mantenimiento actuales
contienen agentes activos para una limpieza eficaz y cuidadosa de
la superficie de la lentilla.
Desinfección
En la superficie del ojo habitan bacterias
cuya proliferación controlamos y limitamos a través de nuestro sistema
inmunológico de defensa. En condiciones normales estas bacterias
no son infecciosas ni dañinas. Los depósitos de proteínas que no
han sido eliminados de la lentilla son un medio de cultivo ideal
para las bacterias endógenas y para los gérmenes externos. En este
lugar pueden multiplicarse en exceso y provocar infecciones de considerable
gravedad. Existen dos tipos de bacterias que son especialmente peligrosas
para el ojo: las pseudomonas y una ameba unicelular denominada acanthamoeba.
Estos dos microorganismos pueden destruir la córnea hasta el punto
de provocar una ceguera. Por esta razón las lentes de contacto deben
tratarse regularmente con agentes desinfectantes.
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